En la peatonal Mendoza al 200, una pizarra con la imagen de Miguel Frangoulis y con la leyenda “Defendamos juntos la cultura” recibe a los compradores en la librería El Griego. Es el pronunciamiento común que levantan libreros y editoriales independientes y centrales empresarias en contra del proyecto de derogación de la Ley de Defensa de la Actividad Librera, que impulsa el Gobierno nacional.
La hija y sucesora del fundador de ese espacio, punto de encuentro intelectual de la provincia, Carolina Frangoulis, resumió en su cuenta en Facebook el origen de la idea. “Eran las 18.30 del sábado 30 de diciembre. Casi no había gente en la calle. Todo aquello que sabíamos que pasaba un día como hoy había dejado de pasar. Inquieta dije ‘hagamos algo, demos la pelea y le hagamos, también, un homenaje a mi papá’. Somos un equipo raro, pero somos la mejor versión de los libreros de este Tucumán, con el desafío amoroso y complejo de no rendirnos a pesar de los embates”, escribió.
La norma que se quiere suprimir integra la Ley Ómnibus en tratamiento parlamentario y su aprobación implicaría la caída del precio uniforme de venta al público de libros, que actualmente es fijado por las editoriales como “precio de tapa” y que debe ser respetado por todas las librerías (salvo promociones especiales puntuales). Sin este valor obligatorio de referencia, el mercado podría rápidamente concentrarse en las grandes cadenas y desaparecerían los comercios medianos y pequeños.
Por este motivo, la reacción unánime, desde la Fundación del Libro y sectores empresarios hasta la recientemente creada Cámara Argentina de Librerías Independientes (CALI, que se formalizó una semana antes de la presentación de la megaley derogatoria) fue de rechazo de la propuesta oficial.
CALI surgió bajo la consigna de “trabajar fortaleciendo, revalorando y resignificando su papel fundamental para el conjunto del ecosistema librero presente y futuro en la Argentina” y con el propósito de gestionar ante el Gobierno “políticas de fortalecimiento” del sector. Con el nuevo escenario político, sus prioridades pasaron a ser otras.
Junto a las pequeñas y medianas librerías que sufrirían el impacto de lleno de esta medida y cuya subsistencia quedaría en grave riesgo en caso de ser aprobada en el Congreso, las editoriales independientes también podrían desaparecer ya que la concentración de bocas de circulación se orientaría hacia los títulos más rentables, que son impresos por los grandes sellos.
“La derogación de la Ley del Libro favorece abiertamente a las grandes cadenas y a los pulpos. Es un ataque obsceno a la cultura, el trabajo y las pymes del sector”, afirmó Editorial Cactus en su cuenta en la red social X (exTwitter). “Las grandes superficies, supermercados, cadenas, van a atentar contra las librerías independientes y contra todo el sector. Y el primero que diga lo contrario es un ignorante”, sentenció a su vez la editorial Blatt & Ríos.